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‘Si fuera p… ya te hubiera cog…’: El día en que El Chapo encaró a El Lazca

En junio de 2007 varios capos de La Federación y del Cártel del Golfo se reunieron en algunos puntos del país para determinar cómo poner fin a la guerra entre ambas organizaciones.

La razón fue que ya habían durado casi cuatro años ocasionando miles de muertos, entre los que se encontraban sus hombres, además estaba en juego su negocio y los contactos de cada organización en Colombia comenzaron a dudar de la confiabilidad de los cárteles mexicanos.

Una de las reuniones fue en Tamaulipas, territorio Z, en una propiedad de Heriberto Lazcano, quien estuvo en guerra con El Chapo. En ese entonces, los ofensores eran los miembros de La Federación, mientras que los ofendidos eran los del Cártel del Golfo (CDG).

Para los Zetas, pertenecientes al CDG, resultaba negativo que mientras ellos se habían ganado con sangre y fuego sus territorios, la Federación contaba con el apoyo del gobierno federal y la AFI.

Sin embargo, debido a esa misma razón, los Zetas se consideraban invencibles y creyeron que podían arrebatar a sus adversarios sus territorios de Jalisco y Sinaloa.

Los miembros destacados de la reunión fueron Joaquín Guzmán Loera, Vicente Carrillo Fuentes, Juan José Esparragoza Moreno, alias El Azul, Ismael Zambada García, Ignacio Coronel Villarreal, Arturo y Héctor Beltrán Leyva y su jefe de sicarios, Edgardo Valdez Villarreal, quien por órdenes del cártel inició la guerra en Nuevo Laredo.

En 2007, El Azul intentó hacer un pacto por medio de un agente de gobierno, pero el líder de los Zetas, El Verdugo, no quiso firmar la paz. No confiaba ni quería caer en errores.

El día de la reunión, cuando El Chapo llegó, se hizo el silencio en medio de todos los hombres armados. Guzmán Loera se encontró frente a frente con Heriberto Lazcano, su gran enemigo.

‘Si fuera puto, ya te hubiera cogido’, dijo Loera cuando vio al líder de los Zetas, pues se sorprendió de su juventud y figura atlética. Se abrazaron. Como rivales, pero lo hicieron.

El Chapo supo perfectamente cómo acabar con la tensión en la reunión, pues era lo conveniente; el capo siempre se caracterizó por ser muy bueno para relaciones públicas.

El pacto supuestamente significó un leve cese a la violencia: se respetaría el territorio de cada cártel durante la guerra, y no se agrediría a las autoridades de los estados donde operaban.

El Cártel del Golfo se quedó con Tamaulipas, Coahuila, Veracruz, Tabasco, Campeche y Quintana Roo. La Federación, por su parte, tendría a Sonora Sinaloa, Durango, Chihuahua, Nayarit, Jalisco, Guerrero, Guanajuato, Querétaro y Oaxaca.

En los territorios de Michoacán, Nuevo León, el entonces Distrito Federal y el Estado de México, cada grupo se quedaría con su parte conquistada y así compartirían el territorio.

Por su parte, Aguascalientes, San Luis Potosí, Zacatecas y Puebla serían neutrales.

Asimismo, acordaron a petición del Gobierno Federal acabar con el narcomenudeo, y también supuestamente se les pidió que la droga siempre saliera de México, lo cual era irreal. Otro de los acuerdos fue que pagarían protección del Estado, por lo que a partir de entonces sería para todos los bandos.