‘EL TALIBANCILLO’ OPERABA COMO JEFE REGIONAL DEL CÁRTEL DEL GOLFO EN LA PENÍNSULA
CANCÚN, MX.- Como jefe regional del Cártel del Golfo, Juan Daniel Velázquez Caballero (a) “El Talibancillo” y/o “Z-52” y/o “T-52”, operaba en Quintana Roo, Campeche y Yucatán, con actividades que incluían tráfico de drogas, extorsiones y lavado de dinero, para lo que contaba con la complicidad de empresarios que se encargaban de “blanquear” grandes cantidades de dinero producto de estas actividades ilícitas.
Se encargaba de surtir toda la droga en el estado de Quintana Roo, además de controlar las extorsiones que realizaba, sobre todo en Cancún, a empresarios del ramo turístico, quienes tenían que pagar cifras de hasta 10 mil dólares mensuales.
Desde el 2012, Juan Daniel Velázquez Caballero fue designado como jefe regional para el Cártel del Golfo, extendiendo su operatividad entre Quintana Roo, Campeche y Yucatán.
Antes, ya había estado en Quintana Roo, operando junto con su hermano Iván Velázquez Caballero cuando éste era el jefe de plaza de “Los Zetas” en Cancún, y en ese entonces Daniel era el responsable de armar una extensa red de lavado de dinero, de la cual formaban parte destacados empresarios de la zona.
Entre estas personas se encontraba Joseph Vilet Castro, quien sufrió un atentado el 5 de septiembre de 2012 y murió tiempo después en un hospital de San Luis Potosí.
El día del atentado ocurrió cuando Vilet Castro se encontraba afuera de las oficinas de la Notaría Pública 6 de Cancún, ubicada en el número 8 de la avenida Nader, donde también resultó herido Rogelio Herrera Herrera, quien tenía vínculos con grupos delictivos que operan en Quintana Roo.
Otro abogado que estaba presente durante la agresión, y que resultó ileso fue Carlos Góngora, quien también sería investigado por autoridades federales.
Otro de los nombres que han salido a relucir como parte de la red de lavado de dinero, fue el del ciudadano israelí Shay Golan, quien se identificaba como empresario del ramo de la joyería y cosméticos.
El israelí fue detenido en Cancún por elementos de la Policía Municipal, junto con otro israelí de nombre Charly Dhana, así como los panameños Juan Bautista Centeno Ríos, Juan Antonio Centeno Botello y Pablo Antonio Brown Taylor; el canadiense Ilar Sou Zoui y los mexicanos Carmina González Moreno y Gerardo Hernández Carvajal.
Pese a los elementos de prueba en su contra, como la portación de armas de grueso calibre y cartuchos, así como su situación migratoria irregular, Shay Golan obtuvo su libertad por un amparo que le fue otorgado por el Juzgado Tercero de Distrito, cuya titular era Ana María Nava Ortega.
Cuando fue detenido, salió a relucir que sobre Golan existían entonces procesos legales en curso en Estados Unidos y Canadá, donde se le señalaba como presunto defraudador, sobre todo en el negocio de bienes raíces.
Tras su detención y posterior liberación, Shay Golan se ausentó durante algún tiempo de Cancún, pero después regresó para operar nuevamente como prestanombres y lavador para el Cártel del Golfo, gracias a sus vínculos con Juan Daniel Velázquez Caballero.
Lo mismo ocurría en los estados de Yucatán y Campeche, en donde Velázquez Caballero contaba con la complicidad de empresarios que le servían de prestanombres para el lavado de grandes cantidades de dinero.
El nombre de Carlos Enrique Osorio Teyer (a) “Charlie”, es otro de los empresarios que fueron vinculados con los hermanos Velázquez Caballero, cuando controlaban la plaza de Cancún para el grupo delictivo de “Los Zetas”.
Osorio Teyer fue detenido en el 2011, acusado de operar una extensa red de lavado de dinero y de protección a la distribución de droga del grupo delictivo de “Los Zetas”.
Carlos Enrique Osorio Teyer era propietario de los antros “After hour”, “Néctar Bar” y “Lounge & Marina”, todos ubicados en la Zona Hotelera de Cancún y era considerado como uno de los principales financieros de “Los Zetas” en esta entidad.
Todo el dinero recolectado de la venta de drogas y el cobro de extorsiones, era “blanqueado” por empresarios en ciudades como Cancún, Mérida y Campeche; quienes se encargaban de crear empresas “fantasmas” en donde el dinero “sucio” se convertía en dinero “limpio”.
“El Talibancillo” viajaba constantemente a la ciudad de Mérida, Yucatán, en donde el negocio era precisamente ese, el lavado de grandes cantidades de dinero que obtenía en Campeche y Quintana Roo.
Aunque se desconoce si contaba con alguna propiedad en la capital yucateca, pasaba varios días en dicha ciudad, como parte de su red de operación como jefe regional del Cártel del Golfo.
Aunque se desconoce si contaba con alguna propiedad en la capital yucateca, pasaba varios días en dicha ciudad, como parte de su red de operación como jefe regional del Cártel del Golfo.
Con su captura, la Subprocuraduría Especializada en Investigación de Delincuencia Organizada (SEIDO) podrá establecer los vínculos directos del “Talibancillo” con esos empresarios, quienes se hacían cargo del lavado de dinero.