Testimonio: Zeyda quiso dejar a su marido por violento y la asesinó brutalmente Nuevo Laredo
Su hija narró cómo la madre fue asesinada por su propio padre afuera de su casa en Nuevo Laredo, Tamaulipas. En este estado el feminicidio se castiga de 30 a 50 años de prisión.
Zeyda Sarahid Martínez Sánchez (36 años) tenía más de dos décadas de casada con Alfredo Hernández Cardoso. Juntos tuvieron tres hijas (22, 18 y 14 años) y un hijo (20 años), vivían en Nuevo Laredo, Tamaulipas.
La hija mayor, que se llama igual que su madre, Zeyda, recuerda que en su infancia su papá golpeaba a su mamá. No la dejaba trabajar, la insultaba y la hacía sentir mal diciéndole que no sabía hacer nada y nadie la iba a contratar.
“Mi papá era muy celoso y posesivo, siempre que mi mamá tenía una nueva amiga o hablaba con su familia. Él estaba bien unos meses y después se ponía como loco. La acusaba de serle infiel y de que no le ponía suficiente atención”.
Apenas hace un mes, Zeyda Sarahid había decidido separarse de Alfredo, luego que se molestara por empezar a hablar con su familia paterna, a la que no conocía. Esta nueva relación generó molestia en su pareja. Le reclamaba que hablaba demasiado con ellos y que por esto ya no le hacía caso a él.
Zeyda Sarahid fue descrita por su hija como una de las “mujeres más hermosas que se puedan imaginar, siempre con una sonrisa en el rostro”. Amante de la música, el baile, los libros, las series y su familia. Una de sus canciones preferidas era Supe Que Me Amabas, de Marcela Gándara.
El plan de la mujer y sus hijos era mudarse de ciudad en cuanto el hijo menor de la familia terminara el ciclo escolar actual para evitar el acoso constante y las amenazas de Alfredo.
Pero Zeyda Sarahid fue asesinada el 18 de abril a manos de Alfredo quien le encajó más de treinta puñaladas. El feminicidio ocurrió afuera de la casa de ella. Alfredo la esperaba cuando Zeyda iba con su hermano Fabián. Al verla le preguntó si regresaría con ella y ante la negativa, le roció la cara con gas pimienta. Después, el sujeto comenzó a atacarla con dos navajas que traía en su pantalón.
Zeyda, hija, escuchó el alborotó y salió de la casa y encontró a su madre en el piso, aún con vida. Su tío herido y a su padre clavándose la navaja en repetidas ocasiones. Cuarenta minutos después, la policía tomaba declaraciones de los testigos. La Cruz Roja se llevaba a los heridos y la hija de Alfredo y Zeyda Sarahid se preguntaba cómo iba a darle la noticia de la muerte de su madre a sus hermanos Jonathan, de 20; Jennifer, de 18, y Jessica, de 14.
Desde ese día, Alfredo fue acusado por el feminicidio de Zeyda Sarahid. Un familiar del feminicida está ayudando a que los cuatro jóvenes continúen sus estudios y trabajo, y encuentren un nuevo lugar para vivir pues ya no desean seguir en esa casa. Sin embargo, Zeyda afirma que “su mayor temor es que salga de la prisión preventiva y de alguna manera lastime a sus hermanas”.
En 2011, Tamaulipas fue el cuarto estado del país en tipificar el feminicidio como delito y estableció una pena de 30 a 50 años de prisión para los responsables.
Sin embargo, en marzo de este año, activistas feministas acusaban que el estado de Tamaulipas no publicaba cifras reales sobre feminicidios, un mes después las autoridades respondieron que llevaban la carpeta de siete feminicidios en todo el estado en los últimos ocho meses. A pesar de que en 2016 era el séptimo estado más peligroso para las mujeres con 126 crímenes de este tipo.
Además, en marzo se reportó que más de 20 mil mujeres en Tamaulipas han denunciado violencia doméstica al 911, convirtiendo al estado fronterizo en el décimo del país en este tipo de denuncias.