El infierno de la prostitución infantil
En bares y cafés internet de Tijuana niños son ofertados a un precio que oscila entre los 20 y 50 dólares.
México.- Hace seis años Connie Youngkin, una enfermera estadounidense retirada, vendió todo y convenció a su marido de vivir en Tijuana y fundar el albergue La Promesa.
Hace seis años Connie Youngkin, una enfermera estadounidense retirada, vendió todo y convenció a su marido de vivir en Tijuana y fundar el albergue "la promesa", para ayudar a víctimas de este delito.
El abuso a los niños la conmocionó tanto que continuó viajando a Tijuana, donde encontró que además de abuso sexual, los pequeños eran utilizados como "burros", proxenetas y los narcotraficantes los utilizaban para esconder su droga de la policía.
A la mujer de cabello rubio y ojos azules, la voz se le vuelve áspera: no entiende cómo hay mujeres que utilizan a sus niñas desde los tres años en la noche para venderlas y recibir a los pederastas al día siguiente, con sus pequeñas en brazos, después de abusar toda la noche de ellas.
Connie y su esposo, Tyler, un patólogo retirado, mantienen la casa hogar con el dinero de su jubilación y el apoyo del children's prommise international, una organización en defensa de la niñez.
Los niños de "la promesa" viven en el que fuera un hotel de lujo frente al océano pacífico, en Tijuana. El lugar cuenta con albercas, comedores, decenas de cuartos de amplias ventanas desde donde cada mañana los niños despiertan con el sonido de las olas del mar.