Después de Siria, México es el país más violento del mundo: IISS
El Instituto Internacional de Estudios Estratégicos informó que las muertes por violencia que hay en México superan a países como Afganistán y Somalia.
México es el segundo país más violento del mundo, solamente superado por Siria, son las conclusiones del informe anual del Instituto Internacional de Estudios Estratégicos (IISS), con sede en Londres.
De acuerdo a datos del IISS, en México se registró la muerte de 23 mil personas en 2016, en hechos relacionados con la guerra contra el narcotráfico. Estadísticas del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SNSP) de México estiman el número de homicidios en 20 mil, cifra que incluye a víctimas de narcotráfico y de la violencia en general.
El mismo organismo internacional calcula las muertes por violencia en Sitia en más de 50 mil. A diferencia del país gobernado por Bashar al-Assad (en Guerra Civil desde 2011) México ha recibido “poca atención mediática”, detalla el IISS.
“Es muy raro que la violencia criminal alcance un nivel similar a los conflictos armados. Pero sucedió en el Triángulo Norte de Centroamérica (Honduras, Guatemala y El Salvador) y, sobre todo, en México”, destacó el IISS.
“Los cuatro países desplegaron a las fuerzas armadas durante muchos años para luchar contra las bandas criminales; en el caso de México contra cárteles internacionales de narcotráfico que cuentan con armas de uso militar y grandes recursos financieros”.
En los cuatro países, los grupos criminales tienen reivindicaciones territoriales ambiciosos: luchan entre sí y utilizan las armas para desafiar al Estado directamente por el control local. A diferencia de los conflictos políticos tradicionales, estos conflictos se libran de forma criminal para establecer territorios autónomos, no para lograr objetivos nacionales políticos e ideológicos.
La militarización del país es un éxito para las bandas criminales
En el informe, Antonio Sampaio, investigador del IISS, destaca que el origen del conflicto en México “radica en la debilidad de las instituciones y en el insuficiente desarrollo socioeconómico” del país.
Sampaio define la militarización como una “carrera armamentista”, en la que los grupos criminales también buscan las herramientas más efectivas para intimidar a las bandas contrarias y al Estado. Pone de ejemplo a “Los Zetas”, d los que cuenta: “En los años de Calderón pasaron de ser una pequeña banda criminal a una organización criminal a nivel nacional, que dejó una estela de cuerpos decapitados y crueles masacres”.
Finalmente, Sampaio asegura que “México necesita velocidad y políticas innovadoras si va a cambiar su estrategia de seguridad”. Pone como ejemplo a Medellín, en Colombia y a Río de Janeiro, en Brasil, como grandes urbes que han logrado reducir sus niveles de violencia “a través de políticas multidimensionales que implican militares, policías, planificación urbana, infraestructura y tecnología”.