Tamaulipas: el infierno olvidado; te secuestran aunque pagues derecho de piso
Sin apoyo alguno de la autoridad, MarĂa Icela encontrĂ³ en un paraje de Reynosa fragmentos humanos, que pueden pertenecer a su hijo ejecutado.
Tiene miedo a que la ubiquen. Siente que todavĂa estĂ¡ corriendo. Una maleta con todos sus documentos y un poco de dinero estĂ¡ lista para volver a correr si en algĂºn momento pasa algo.
La historia de la señora MarĂa Icela Valdez es una como la de incontables familias desplazadas de su natal Reynosa, Tamaulipa,s a causa de la violencia, la extorsiĂ³n, la corrupciĂ³n y la inseguridad que las autoridades no han podido detener.
Roberto era un muchacho como cualquier otro. Este 1 de octubre hubiera cumplido 32 años, relata su madre a Noticias MVS, mientras recuerda que cocinaba muy bien y era el chef del restaurante que tenĂan en Reynosa, pero desde hace dos años no sabe nada de Ă©l.
El primer secuestro de Roberto Quiroga Flores Valdez ocurriĂ³ en febrero de 2013 cuando acudiĂ³ a dejar un pedido a un restaurante. Un grupo armado se lo llevĂ³ y poco despuĂ©s se comunicaron con MarĂa Icela para pedir rescate. Al seguir al pie de la letra las indicaciones de los delincuentes, entregĂ³ el dinero a manos de uno de los captores de su hijo y dĂas despuĂ©s fue liberado
El segundo plagio de Roberto, ocurriĂ³ en septiembre del mismo 2013. Un grupo de hombres armados vestidos de civil se lo llevaron cuando salĂa de casa de su ex pareja sentimental, Abril Leal GarcĂa, con quien procreĂ³ dos hijos, que aunque no estĂ¡n registrados a su nombre, Roberto se hacĂa cargo de ellos econĂ³micamente y los visitaba cuando se lo permitĂan o le pedĂan ropa o pañales, relata MarĂa Icela.
Esta segunda ocasiĂ³n tambiĂ©n le exigieron rescate, sĂ³lo que al verse obligada a huĂr de Reynosa por el temor a que otros miembros de su familia tambiĂ©n fueran secuestrados, recorriĂ³ distintos estados visitando familiares y amigos para juntar la cantidad que le pedĂan los secuestradores.
Finalmente, al llegar al Aeropuerto de Reynosa para entregar el dinero del rescate, ya la esperaban Abril, su tĂa Lorena GarcĂa Camalich y su primo Anuar GarcĂa Camalich, quienes le dijeron que ellos la llevarĂan a recoger a su hijo Roberto porque los delincuentes les habĂan llamado para indicarles el punto de reuniĂ³n.
Aunque sorprendida, MarĂa Icela accediĂ³ y fue con ellos en bĂºsqueda de su hijo. Llegaron a un lugar en la misma colonia donde ella entregĂ³ el dinero del rescate del primer secuestro.
Poco después llegaron varias camionetas y un Grand Marquis blanco, del que vio bajar a su hijo descalzo, sin camisa, golpeado.
Bajaron también varios hombres armados y encapuchados.
A Roberto lo subieron al auto donde iba MarĂa Icela. AhĂ lo dejaron hablar unos minutos con ella, le suplicĂ³ que ya no pusiera mĂ¡s denuncias ni que pidiera ayuda a las autoridades.
MarĂa Icela vio cĂ³mo Abril le hablaba con mucha familiaridad a los miembros del CĂ¡rtel del Golfo. Se reĂan, platicaban. Incluso, ordenĂ³ a uno de ellos ir a comprar unas hamburguesas.
DespuĂ©s de una hora Abril y su tĂa se llevaron a MarĂa Icela a su casa y la mantuvieron en cautiverio por unos dĂas. DespuĂ©s la llevaron al ministerio pĂºblico para que firmara un escrito.
Unos dĂas despuĂ©s, Roberto fue liberado, pero continuaron las extorsiones. Todo su patrimonio se fue perdiendo para poder pagar a los delincuentes y asĂ evitar un nuevo plagio, o incluso la muerte.
Su negocio y el de su hija tuvieron que cerrar al igual que cientos de comercios que han desaparecido en los Ăºltimos años en Reynosa. Las pocas ganancias obtenidas eran prĂ¡cticamente para entregarlas Ăntegras a miembros del CĂ¡rtel del Golfo.
A pesar de todo esfuerzo por cumplir con las fuertes sumas de las extorsiones, en marzo de 2014 Roberto fue secuestrado por tercera ocasiĂ³n y de la misma forma: Al salir de casa de su ex pareja, Abril, despuĂ©s de llevar pañales y ropa a sus hijos.
Pero esta ocasiĂ³n, no solamente fue plagiado su hijo Roberto, sino que ella tambiĂ©n fue privada de su libertad. Los separaron y ella fue llevada a un lugar que le parece ser un rancho por los olores y los ruidos de animales que pudo captar.
Durante 45 dĂas permaneciĂ³ en cautiverio y tras ser brutalmente golpeada fue liberada en una carretera con la condiciĂ³n de que conseguirĂa el dinero para que nuevamente le entregaran a su hijo.
Desde entonces, no ha sabido nada de Roberto. La Ăºltima llamada que recibiĂ³ de los delincuentes fue en mayo de ese 2014.
En estos dos años, MarĂa Icela ha buscado incansablemente a su hijo desaparecido, incluso en fosas clandestinas.
Como miles de vĂctimas en el paĂs, ella misma, con sus recursos y arriesgando la vida, ha realizado toda la investigaciĂ³n de su caso. Tiene nombres, ubicaciones, datos precisos, fechas y todo lo necesario para dar con los delincuentes.
El 29 de diciembre de 2015 la ProcuradurĂa General de la RepĂºblica publicĂ³ un acuerdo en el Diario Oficial de la FederaciĂ³n por el que se ofrece una recompensa de hasta 1.5 millones de pesos para quien o quienes proporcionen informaciĂ³n veraz y Ăºtil para la localizaciĂ³n de Roberto.
Enferma, con deudas y viviendo a salto de mata en todo el paĂs por el temor a ser ubicada, MarĂa Icela se ha tenido que volver experta en diligencias judiciales, escritos, trĂ¡mites, ha soportado los malos tratos y la indiferencia de decenas de servidores pĂºblicos por los que ha pasado su caso.
Ha vivido en albergues e iglesias y tambiĂ©n ha tenido que dormitar en centrales de autobuses. La poca ayuda que ha recibido de la ComisiĂ³n Ejecutiva de AtenciĂ³n a VĂctimas es deficiente y tardĂa. La burocracia y la corrupciĂ³n impiden que la investigaciĂ³n de su caso avance.
Ha acudido a todas las instancias y enviado decenas de escritos. A cuenta gotas, ha recibido algunos apoyos a los que tiene derecho como vĂctima.
EstĂ¡ a la espera, por ejemplo, de que la ComisiĂ³n Ejecutiva de AtenciĂ³n a VĂctimas le reembolse 11 mil pesos de gastos devengados en su huida de la delincuencia organizada. Y a pesar de que un Tribunal Colegiado ha fallado dos veces en su favor, dicha ComisiĂ³n se niega a pagarle.
AĂºn asĂ, MarĂa Icela no se da por vencida. No descansarĂ¡ hasta encontrar a su hijo a pesar de tener pocas esperanzas de encontrarlo con vida.