"La Margot", la sicaria con la mision de bajar aviones de carga llenos de Cocaína
Margarita García Méndez, La Margot, sabía que su vida como comerciante no le daría los lujos que ella soñaba y por eso decidió unirse al grupo de sicarios Los Zetas, cuando éste grupo aún trabajaban como el brazo armado del cártel del Golfo, por el año 2000, Su labor, que desempeñó por ocho largos años, consistía bajar aviones cargamentos de droga, custodiarlos y, también en otras ocasiones, organizar acciones armadas contra los grupos rivales.
El caso de Margarita, está bien documentado por las autoridades, ya que se le conoció como la primera gran sicaria del narcotráfico, Hasta hace unos años la participación de las mujeres en el narcotráfico se limitaba a conseguir contactos, transportar drogas o lavar dinero, pero la creciente violencia y la descomposición familiar en sectores sociales de México facilitaron la inserción de mujeres en otras tareas, asegura Martín Barrón, investigador del Instituto Nacional de Ciencias Penales (Inacipe).
Pese a lo espectacular que pudiera resultar, la existencia de sicarias mexicanas lleva implícita una pregunta: ¿por qué son aceptadas en el narcotráfico, un mundo tradicionalmente machista? La respuesta es que, en ese entorno social, hay mujeres virtualmente iguales que los gatilleros varones: hablan el mismo lenguaje, tienen edades similares y pertenecen a los mismos barrios y comunidades.
El resultado de la mezcla social es predecible. “Pueden ser tan violentas como los hombres”, afirmó el investigador del Inacipe.
Al frente de batalla
La Margot no era una mujer rutilante ni sofisticada, ella estaba en el frente de batalla.
Margarita García Méndez (Foto)
En las misiones que se le encomendaban iba codo a codo con El Mateo, El Mamito, El Hummer, El Rex, El Caprice, El Tatanka, El Lucky, El Paguita, El Ostos, El JC, El Cachetes, El Cuije, El Chispa, El Chafe, El Tizoc, El Pita, o con cualquier otro de Los Zetas.
Incluso, así sucedió —de acuerdo con un juez federal— cuando se le detuvo en compañía de uno de Los Zetas, José Ramón Dávila López, El Cholo, en Ciudad Victoria, Tamaulipas, luego de que ambos “actuaron de manera conjunta” con la intención de asesinar a un hombre por un incidente de tránsito.
De 31 años de edad, Margarita García Méndez, La Margot, radicaba en Valle Hermoso, Tamaulipas, cuando el 2 de febrero de 2007 llegó a su fin su carrera dentro del crimen organizado. Ese día, el Centro de Mando C-4 de la capital de Tamaulipas, reportó a todas las patrullas que en la calle Bravos, entre Hidalgo y Boulevard, estaba tirado un hombre con un tiro en la cabeza.
Inmediatamente, por radio se alertó a las patrullas que fueron al sitio, del que los agresores huían en una camioneta sin placas. Se ubicó el auto en la colonia Unidad Modelo y al darse cuenta que eran alcanzados, La Margot y El Cholo decidieron enfrentar a la policía.
En fuego cruzado hirieron a dos policías, pero la superioridad numérica se impuso y fueron arrestados. Apenas tres días después, La Margot y El Cholo estaban tras las rejas en el penal de Puente Grande, en Jalisco.
El de ella es uno de los primeros casos documentados de sicarias del narcotráfico. Pero la historia de García Méndez como asesina a sueldo terminó en 2007, cuando fue detenida e ingresó al penal de máxima seguridad en Puente Grande, Jalisco. Atrás quedaron sus años de pertenencia al cártel del Golfo, su andanza criminal como sicaria y desde ese momento enfrenta la realidad: la cárcel y la justicia.
El cártel del Golfo es una de las organizaciones más violentas del narcotráfico que actúan en México.
José Ramón Dávila López, El Cholo
El factor zeta
De acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística, Geografía e Informática (Inegi), unas 7 mil 700 mujeres están encarceladas por delitos relacionados con drogas.
La mayoría de los casos fueron “por cuestiones sentimentales”, ha dicho la presidenta del Instituto Nacional de las Mujeres, Rocío Gaytán, porque las detenidas pretendieron introducir droga a reclusorios de varones, para sus hijos o parejas.
Hay otras que tuvieron un papel más activo, como ancianas que vendían droga a pequeña escala, y algunas más que participaron directamente en la línea de fuego.
Es el caso de Margarita García, “La Margot”, acusada por la Procuraduría General de la República de custodiar cargamentos de droga de la banda criminal de “Los Zetas”, y que en algunas ocasiones participó en conflictos armados contra grupos rivales.