LOS VACÍOS DE PODER QUE LLENAN LOS CIVILES ARMADOS
Los vacíos de autoridad, en especial en los temas de la violencia y la inseguridad, han permitido que civiles armados disfrazados de policías comunitarios, policías ciudadanos, grupos de autodefensa o guardias rurales, mantengan bajo su control el 64 por ciento del territorito guerrerense.
En un informe reciente que la Secretaría de Seguridad Pública estatal envió al nuevo gobierno federal, que abarca 2012 a 2018, se asienta que en Guerrero se constituyeron 22 grupos de civiles armados, diseminados en las siete regiones del estado, sin contar a la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias y su Policía Comunitaria (CRAC-PC), que es la única reconocida por la Ley 701 de Reconocimiento, Derechos y Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas.
Aunque en el diagnóstico no se dice, la mayoría de estos grupos de civiles armados son señalados por sus vínculos con grupos delincuenciales que operan en la entidad y sirven de avanzada en las disputas por el control del territorio. Dos de estos casos son los que se viven en la sierra de los municipios de Leonardo Bravo, Heliodoro Castillo y Eduardo Neri, así como en los municipios de Petatlán y Tecpan de Galeana en la Costa Grande.
La primera expresión de civiles armados que surgió en 1995, fue la CRAC-PC ante el problema de inseguridad en la carretera Tlapa-Marquelia, en las regiones Montaña y Costa Chica, y hasta el 2011 fue reconocida por la Ley 701 de Reconocimiento, Derechos y Cultura de los Pueblos y Comunidades Indígenas.
En el año 2012, 17 años después, surgieron tres grupos más. En junio, en Huamuxtitlán; en octubre, en Olinalá, y en diciembre, en Temalacatzingo, municipio de Olinalá. Las dos primeras se cobijaron bajo las siglas de la CRAC-PC, y la tercera creó su propio sistema de justicia y siglas: se denominó Policía Ciudadana y Popular (PCP).
En enero de 2013 surgió la Policía Ciudadana de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), en los municipios de Ayutla, Tecoanapa, Tierra Colorada, y a partir de entonces las autodefensas proliferaron bajo las siglas de la CRAC-PC, o de la UPOEG, en los municipios de Tixtla, Cuetzala, Cualac, Coyuca de Benítez, Teloloapan, Xaltianguis (Acapulco), Tecpan, Atlixtac, Alpoyeca, Tlapa, Chichihualco, Zumpango, Apaxtla e Iguala. En este último municipio la insurrección fue sofocada tan pronto apareció.
Los grupos surgieron casi simultáneamente en cinco de las siete regiones: Costa Grande, Costa Chica, Montaña, Centro y Norte.
En el informe referido se reconoce que de 2014 a este 2018, «el fenómeno creció», a pesar de que algunos grupos se dividieron «y se confrontaron a muerte».
En 2014, la UPOEG llegó hasta El Valle del Ocotito y posteriormente controló también Acahuizótla, Palo Blanco, Mazatlán y Petaquillas, municipio de Chilpancingo.
Sin embargo, en 2015 la UPOEG se dividió y surgió el Frente Unido para la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG), que hasta el 2016 controló el corredor de Petaquillas a Tierra Colorada.
El gobierno del estado reconoce que de 2015 a la fecha, «derivado de la pugna territorial por los grupos de la delincuencia organizada el número de autodefensas se ha incrementado en cerca del 64 por ciento del territorio del estado».
Los grupos registrados por la Secretaría Pública estatal son: la CRAC-PC, la CRAC-PC de los Pueblos Fundadores, el Consejo Ciudadano de Olinalá, la Policía Ciudadana de la Unión de Pueblos y Organizaciones del Estado de Guerrero (UPOEG), el Frente Unido por la Seguridad y el Desarrollo del Estado de Guerrero (FUSDEG), y el Frente Ciudadano por la Seguridad de Huamuxtitlán.
También, la Policía Tecampanera de Telolopan, la Guardia Rural de Ejidos Unidos de Guerrero, la Policía Comunitaria de Mezcala, la Policía Comunitaria de Heliodoro Castillo, los Comunitarios por la Paz y la Justicia, el Movimiento Apaxtlense Adrián Castrejón, Vecino Vigilante, la Policía Comunitaria de Tepecoacuilco, y Pueblos Unidos de Autodefensa por la Paz Social de San Miguel Totolapan.
Asimismo, la Policía Comunitaria de Cuetzala del Progreso, la Coordinadora Regional de Seguridad y Justicia Policía Ciudadana y Popular (CRSJ-PSP) de Cualac, Nueva Policía Comunitaria Independiente de Petaquillas, el Consejo Municipal de Seguridad Pública (policía de nueva creación (que ubica en Acapulco), Grupo de Autodefensa de la comunidad de Carrizal de Bravo, Policía Comunitaria de Tlapa (que también funciona en Copanatoyac y Xalpatláhuac) y la autodefensa del poblado de Santa Rosa de Lima, en Tecpan.
A principios de diciembre se constituyó el Frente Unido de Policías Comunitarias del Estado de Guerrero (FUPCEG), que depende del Frente Unido de los Pueblos de la Sierra (FUPS) que aglutina a 10 grupos de policías comunitarios a los que pertenecen siete mil policías de municipios de las regiones Centro, Norte y La Montaña.
Asimismo, apenas el miércoles 12 se constituyó la Alianza de Autodefensa Ciudadana de Tecpan, como grupo contrario al de la UPOEG y para impedir que siga avanzando en esa región. Este grupo no fue incluido en el registro del gobierno estatal.
La expansión de civiles armados se incrementa en la medida de que los gobiernos estatal y federal abdican de su responsabilidad de dar seguridad a los pueblos.
Hasta julio pasado se habían contabilizado 18 grupos de civiles armados de autollamadas policías comunitarias, ciudadanas, rurales o grupos de autodefensa con presencia en 38 de los 81 municipios, lo que indica que en seis meses surgieron cinco grupos más y abarcaron a un 64 por ciento del territorio guerrerense y tienen presencia en las siete regiones del estado.
La CRAC-PC con presencia en 15 municipios: San Luis Acatlán, Malinaltepec, Cochoapa el Grande, Metlatónoc, Acatepec, Iliatenco, Atlixtac, Olinalá, Huamuxtitlán, Ayutla, Acapulco, Xochistlahuaca, Tlacoachistlahuaca, Tecoanapa y Tlapa.
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La UPOEG, en 12 municipios: Ayutla, Tecoanapa, Florencio Villareal (Cruz Grande), Marquelia, Cuautepec, Azoyú, San Marcos, Copala, Acapulco, Ometepec, Chilpancingo y Leonardo Bravo (Chichihualco).
El FUSDEG, en Tierra Colorada, cabecera de Juan R. Escudero.
La CRAC-PC de los Pueblos Fundadores, con presencia en comunidades de Chilapa, José Joaquín de Herrera y Malinaltepec.
La CRSJ-PCP de Temalacatzingo opera en Olinalá, Cualac y en la colonia Zapata de Tlapa.
En 2015 se creó la Policía Comunitaria del municipio de Cuetzala del Progreso, con presencia en las comunidades de Tianquizolco y San Andrés Tzicuilan.
Ese año se creó el grupo Paz y Justicia, que tiene presencia en comunidades de Chilapa y Zitlala.
A finales de 2016 se creó la Policía Rural a la que el gobierno estatal denomina «nueva Policía Comunitaria Independiente de Petaquillas», que tiene el control en Petaquillas. Ésta funciona en coordinación con el grupo Paz y Justicia de Chilapa, y han sido vinculados con el grupo delictivo Los Ardillos.
En julio de 2017 se constituyó la Guardia Rural de Ejidos Unidos de Guerrero, con presencia en siete ejidos de los municipios de Zihuatanejo y Coyuca de Catalán.
Asimismo, en mayo de 2017 se constituyó la Policía Comunitaria de Autodefensa en 10 pueblos de los municipios de Eduardo Neri y Tepecoacuilco.
Ese año se constituyeron la Policía Comunitaria General Heliodoro Castillo (Tlacotepec), el Movimiento Adrián Castrejón de Apaxtla y la Policía Comunitaria Tecampanera en Teloloapan.
Surgió el Movimiento por la Paz de San Miguel Totolapan y el grupo de autodefensa de Ajuchitlán del Progreso.
El 20 de junio pasado 18 pueblos de los municipios de Chichihualco y Zumpango formaron la Policía Ciudadana de Leonardo Bravo y Eduardo Neri para vigilar el corredor de Xochipala a Filo de Caballos.
El l 1 de julio, integrantes de la Policía Comunitaria Tecampanera de Teloloapan entraron a la cabecera municipal de Pedro Ascencio de Alquisiras (Ixcapuzalco) para organizar a los pobladores y crear un nuevo grupo de autodefensa, tras un secuestro y ante amenazas y presiones de la delincuencia organizada.
Los grupos más recientes que surgieron fueron la autodefensa del poblado de Santa Rosa de Lima, en Tecpan, y la Policía Comunitaria de Tlapa.
También se creó el Frente Unido de Policías Comunitarias del Estado de Guerrero, que depende del Frente Unido de los Pueblos de la Sierra, con 10 agrupaciones que ya existían, con excepción de la de Tlapa que es de reciente creación.
El Frente lo integran la Policía Comunitaria de Heliodoro Castillo, la Policía Comunitaria de San Miguel Totolapan, la Policía Comunitaria de comunidades de Eduardo Neri, la Policía Comunitaria de Apaxtla de Castrejón, la Policía Comunitaria Tecampanera de Teloloapan, la Policía Comunitaria de Cuetzala, la Policía Comunitaria de Nuevo Balsas y la Policía Comunitaria de Cocula, la Policía Ciudadana del FUSDEG de Tierra Colorada y la recién creada Policía Comunitaria de Tlapa.
Para el obispo Salvador Rangel Mendoza, las policías comunitarias, ciudadanas y autodefensas se han ensanchado en el estado porque hay mucho vacío de poder. «Donde no ha podido llegar el gobierno, ha dejado un lugar del que se han adueñado las policías comunitarias», opina.
Desde su perspectiva, el problema es que todo el territorio de Guerrero «está en manos del narcotráfico» y que la mayoría de estas policías sirven a los intereses de estos cárteles y grupos delincuenciales.
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