Maestros amenazan a las alumnas de cumplir con sus aberraciones para no ser reprobadas
Escucharlas para prevenir feminicidios.
Los tocamientos, las miradas intimidatorias, el acoso sexual y la violaciĆ³n son algunas de las agresiones que las niƱas y mujeres enfrentan a lo largo de su vida escolar.
Este mĆ©todo es ocupado como chantaje por maestros —e incluso maestras— amenazando a alumnas de cumplir con sus aberraciones para no ser reprobadas, a fin de que suban su calificaciĆ³n o para que no sean sancionadas por acciones que no cometieron y de las que podrĆan ser falsamente acusadas.
Las mujeres, sobre todo las menores de edad, se vuelven vulnerables pues, por una misma cuestiĆ³n de gĆ©nero, les es importante “ser niƱas buenas”, tener buenas calificaciones y no causar problemas a sus padres y madres.
A lo largo de la historia, niƱas y niƱos son violentados por quienes ostentan el poder y, abusando de Ʃl, lo usan para cometer delitos.
De acuerdo con el artĆculo 10 de la Ley General de Acceso de las Mujeres a Una Vida Libre de Violencia, el maltrato de los docentes “se ejerce por las personas que tienen un vĆnculo laboral, docente o anĆ”logo con la vĆctima, independientemente de la relaciĆ³n jerĆ”rquica, consistente en un acto o una omisiĆ³n en abuso de poder que daƱa la autoestima, salud, integridad, libertad y seguridad de la vĆctima, e impide su desarrollo y atenta contra la igualdad”.
Lamentablemente este delito —reconocido en 16 estados como acoso sexual y en el resto tipificado como hostigamiento sexual— es cometido tambiĆ©n por los propios compaƱeros de escuela de las mujeres, niƱas y adolescentes.
La mayorĆa de las mexicanas prevalece en el silencio por el temor de ser sancionadas y por la presiĆ³n que ejercen sus agresores. Quienes se atreven a alzar la voz, muchas veces son revictimizadas o su denuncia es minimizada y desatendida.
Como defensoras de los derechos humanos de las mujeres, organizaciones no gubernamentales o simplemente como familiares de otras mexicanas tenemos la enorme responsabilidad de informar a las niƱas y adolescentes sobre lo que no es tolerable en ninguna de sus formas. Advertirles que la violencia sexual “es cualquier acto que degrada o daƱa el cuerpo y/o la sexualidad (…) y que por tanto atenta contra su libertad, dignidad e integridad fĆsica”.
Esta tarea, mĆ”s que una opciĆ³n u “obra caritativa”, deberĆa ser una obligaciĆ³n ciudadana, sobre todo cuando el delito crece y se mantiene impune.
De acuerdo con la Encuesta Nacional sobre la DinĆ”mica de las Relaciones en los Hogares (Endireh) 2016, de las mujeres que han asistido a la escuela, 25.3% enfrentaron violencia durante su vida de estudiantes. Las mĆ”s frecuentes fueron las agresiones fĆsicas (16.7%) y sexuales (10.9%) por parte de compaƱeros, compaƱeras y maestros, entre otros.
Estos actos reproducen el estereotipo de la supremacĆa masculina sobre la mujer, “al denigrarla y concebirla como objeto”, como lo advierte la Ley General de Acceso.
El papel de madres y padres es fundamental, pues, a la edad que sea, las mujeres, niƱas y adolescentes necesitan ser acompaƱadas de manera integral cuando denuncian la violencia sexual. Es necesario que sean escuchadas, confiar en su palabra, acudir a las instancias que sean necesarias y que no sean revictimizadas.
AdemĆ”s de la denuncia y la sanciĆ³n a las personas responsables, con ello se contribuye a la prevenciĆ³n de otros delitos. Por ejemplo, en Veracruz, entre 2015 y 2016, mĆ”s de mil niƱas fueron madres luego de una violaciĆ³n sexual y obligadas a continuar con el embarazo al no permitirles abortar, ni siquiera por esta causal o por salud, lo que evidentemente pone en riesgo la vida e integridad tanto fĆsica como emocional de las niƱas.
Aunado a ello, la permisibilidad e impunidad con la que actĆŗan los agresores deriva tambiĆ©n en la normalizaciĆ³n de la violencias contras las mujeres y niƱas, incluso de los feminicidios, los cuales representan el grado mĆ”s extremo de violencia contra ellas.
Este 25 de noviembre, conmemoraremos a nivel global el DĆa Internacional de la No Violencia contra las Mujeres. Sirva esta fecha como un recordatorio de que el derecho de las jĆ³venes a una vida libre de violencia incluye, entre otros,
“el derecho a ser libre de toda forma de discriminaciĆ³n y el derecho a ser valorada y educada libre de patrones estereotipados de comportamiento y prĆ”cticas sociales y culturales basadas en conceptos de inferioridad o subordinaciĆ³n”, como lo establece el artĆculo 6 de la ConvenciĆ³n Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (Belem Do ParĆ”), firmada y ratificada por el Estado.
Sirva tambiƩn como recordatorio del compromiso incumplido de las autoridades de los tres niveles de gobierno.
Reconocer, prevenir y sancionar, son los primeros pasos para saldar la deuda pendiente que histĆ³ricamente se tiene con las mujeres en MĆ©xico.